Con la tesitura de la restricción circulatoria en el Hórreo, la mirada de muchos conductores está puesta en el asfalto de la AP-9. Pero es sabido que no hay aliviaderos intermedios en todo el trecho entre San Lázaro y A Rocha, si no es la salida hacia Ourense. Temporales o accidentes de cierta entidad en este trecho circunvalatorio pueden ser altamente conflictivo. Y estos percances ocurren con cierta periodicidad. Basta recordar, por ejemplo, el incendio sufrido por un camión en febrero del pasado año. Muchos conductores activaron hasta el paroxismo sus bocinas, hasta percatarse de que era sencillamente inútil.
La avería del camión sucedió en las inmediaciones de San Lázaro y provocó retenciones de cinco kilómetros. El suceso atrapó a miles de conductores en la ratonera vial. El proyecto de ampliación, ahora envuelto en dudas, está en fase de diseño y vendrá a aligerar el tráfico y desbloquear el vial. La salida a la Cidade da Cultura ya sería una opción de escape.
En el caso del periférico, al margen de Galuresa, el calvario para los conductores es el tramo entre Amio y San Lázaro, otra trampa vial en la que caen diariamente miles de usuarios. Está en vías de solución.
El tráfico, en Santiago, rebasa niveles de tolerancia. ¿Saben cuántos vehículos soporta a diario una ciudad pequeña como Santiago? Pues más de 130.000. Lo dijo el alcalde el sábado en su discurso del estado del municipio.
Fuente: La Voz de Galicia.