Un artesano compostelano crea en su casa un singular museo de tallas de madera
Que Compostela es cuna de grandes artistas es algo que no le pasa a nadie por alto. A cada rincón que se mire, se podrá encontrar a un orfebre diseñando su última joya, o a un modelador de azabache retocando una pieza. Pero en Santiago también se han dado grandes tallistas o artistas en trabajar la madera. Uno de ellos es Manolo Vaamonde.
Se define a sí mismo como «un artesano que nunca se rinde». Desde los quince años estudió dibujo artístico, se matriculó en la escuela Maestro Mateo de Compostela, y «fui aprendiz de Luis Sande, en su taller de Castrón D´Ouro, en los que se construían altares y todo tipo de piezas de arte religioso». Aprendiendo de todos estos maestros y de los clásicos, Vaamonde es hoy un tallista especializado en dar forma a la madera con su gubia. «Mi material preferido es el castaño, porque es el material más noble y más representativo de Galicia», comunica.
Ha vendido un sinfín de creaciones, que lucen hoy familias de abolengo, pero actualmente ha decidido crear su propio museo en su casa, en la rúa de Forniños.
Entre sus últimas obras, policromadas por él mismo, destacan una composición en la que se puede ver al dios Baco rodeado de uvas; una ménsula barroca o un retrato a su hija. Y, entre sus piezas preferidas, está una que nació «de un trozo de madera que me encontré entre unas rocas de una playa. Pertenecía a un barco, y estaba retorcida». Sobre esa curiosa forma hoy emerge la poderosa figura de Neptuno, que besa a una sirena.
Fuente: El Correo Gallego.
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