Frenazo a la rehabilitación de la Catedral compostelana
Ni el Pórtico de la Gloria visible ni las pinturas murales de la cúpula de la Capilla Mayor rehabilitadas. Las previsiones de acondicionar la Catedral para 2010 se han encontrado un nuevo atranco. Los técnicos de la Fundación Barrié que acaban de iniciar el estudio previo para recuperar los frescos sobre el Altar Mayor, que hoy apenas son visibles a causa de cuatrocientos años de humedad y deterioro, se han encontrado un problema inesperado: el uso de hormigón en una intervención en las cubiertas del templo, una especie de recrecido exterior que ahora será preciso analizar en detalle. Por eso han trasladado a la Dirección Xeral de Patrimonio la necesidad de reformular el proyecto, lo que supone que se demorará la recuperación de los frescos en un plazo que, por ahora, no puede ser siquiera determinado.
Fuentes de la Consellería de Cultura destacaban ayer que «los técnicos están estudiando el tema para ver la incidencia que podría tener sobre las pinturas». Se llevarán a cabo «catas» y «una monitorización», pero por ahora no se sabe el tiempo que se tardará en adoptar una decisión sobre el proyecto de reforma. Es el momento, apuntan, de «obrar con toda la cautela» para saber cómo puede afectar el hormigón a las pinturas.
Aunque este material no está en contacto con los frescos, los indicios detectados por los técnicos apuntan a que está «sobre la estructura de la bóveda y bajo las cubiertas». Esta cercanía puede afectar no sólo a la conservación de las pinturas en las circunstancias actuales, sino también mediatizar las posibilidades de actuación en la rehabilitación que estaba prevista.
Aunque las pinturas actuales, de Gabriel Fernández, datan de los años 1766-1767 y abarcan el cimborrio y la Capilla Mayor, todavía quedan vestigios de las pinturas medievales, documentadas en el Códice Calixtino, lo que supone que son previas al siglo XII. Por lo demás, sobre el Altar Mayor hay restos de pinturas del siglo XVI, y otras renacentistas, de Juan Bautista Celma, datadas entre 1602 y 1603. La penúltima aportación, de Pedro de Mas, fue de 1674.
Fuente: El Correo Gallego.
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