¿Qué sería de Compostela sin los peregrinos? ¿Qué sería de la ciudad si no viniesen oleadas de gente caminando cada día del año? Posiblemente la economía se resentiría y la ciudad perdería mucho de su encanto si bien por otra parte sería más fácil andar por las calles sobre todo en épocas de buen tiempo y de festividades señaladas en las que los caminantes llegan en mayor número y abarrotan las aceras compostelanas.
Sea como sea, lo que no se puede negar es que la del peregrino es una figura esencial y casi indivisible de la ciudad santiaguesa, que está acostumbrada a ver como miles de personas con bastón mochila y botas de trekking, esperan a las puertas de la catedral para poder verla o para abrazar el santo o en las oficinas oficiales del Camino de Santiago para sellar su compostelana.
Además de todo eso, una de las ventajas de la presencia de peregrinos es que a lo largo de los siglos han venido trayendo ideas nuevas y conocimientos que de otra manera habían tardado en llegar hasta nosotros, enriqueciendo culturalmente no solo la ciudad sino el país. A día de hoy, con la masificación de los medios esa función ya no pertenece a los caminantes que visitan Compostela, pero no se puede negar su contribución al adelanto en muchas de las facetas intelectuales e incluso filosóficas de los pueblos y ciudades por las que el Camino pasa.
Más información – El Camino de Santiago, energía más allá de cuestiones religiosas
Foto – Cruces de caminos
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