Santiago de Compostela en mi recuerdo
Cuando me ofrecieron escribir en este blog, pensé que me resultaría muy sencillo hacerlo ya que había vivido durante dos años en Santiago de Compostela.
A pesar de ello, he de reconocer que a veces me cuesta encontrar un tema del que hablar ya que pienso en la ciudad y los recuerdos y emociones se arremolinan en mi cabeza y en mi corazón. Así que hoy, por qué no, voy a hablar de Santiago de Compostela tal y como la recuerdo y la viví. (Perdonen la cursilería)
Santiago de Compostela es una ciudad de piedra y lluvia, bañada con aromas de licor café y crema de orujo. Sabe a pan de leña, tortilla de patatas, pulpo á feira y pimientos de Padrón regados con Albariños y Mencías, los dos vinos de la tierra.
Es una ciudad pequeña pero plagada de rincones escondidos. Y aunque camines mil veces por las mismas plazas y las mismas calles, siempre sentirás cosas distintas ya que cada piedra te dirá algo nuevo.
A veces te gustarán los peregrinos, otras te molestarán. A veces te gustarán los universitarios, otras te aburrirán. Los bares siempre están llenos, de lunes a domingo, y los hay para todos los gustos. Muchos se llenan de música en directo, porque eso sí, Santiago es una ciudad tremendamente musical.
Heavy metal, rock, folck gallego, celta, pop… busca, que encontrarás tu ambiente y tu bar donde las horas se pasarán sin que de te des cuenta.
Santiago es la ciudad perfecta para pasearla o mirarla desde tu ventana. Es tan hermosa, tan misteriosa, tan callada, tan poética y bohemia que te darán ganas de aprender gallego para sumergirte de lleno en la cultura y leer a Castealo, Rosalía o Blanco Amor en su lengua original.
Santiago de Compostela es un bálsamo para los sentidos, la morada de las emociones. El viaje que debes hacer porque sí, porque Santiago de Compostela es la ciudad a la que todos deberíamos ir una vez en la vida.
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