Medio Ambiente permite relajar el plan protector de la zona vieja para hacer del Pilar un auditorio

El proyecto para convertir los antiguos Almacenes El Pilar en un auditorio dotado de casi 700 plazas ha recabado del bipartito gallego una bendición sin la cual jamás hubiese pasado de lo que ahora es: perfectamente acotada y ambiciosa, pero no más que una mera intención plasmada sobre planos. La Consellería de Medio Ambiente, gobernada por socialistas, acaba de autorizar todas las modificaciones urbanísticas que la transformación del complejo requiere. En estos momentos, por lo tanto, la fecha de inicio de las obras, cuya duración se estima en 18 meses, ya solo depende de la obtención de un plácet similar por parte de otro departamento de la Xunta, el de Patrimonio, este perteneciente al área nacionalista de Cultura. La luz verde en ese semáforo, según fuentes próximas a la operación, podría encenderse «de manera inminente», tal vez el martes de la próxima semana.

En jerga burocrática, la Dirección Xeral de Desenvolvemento Sostible viene de determinar que no resulta necesario someter al procedimiento de evaluación ambiental estratégica la variación puntual del Plan Especial de Protección e Rehabilitación da Cidade Histórica en lo relativo a la unidad edificatoria 111.103. Traducido a lenguaje llano, eso significa que Caixanova, sin tener que someterlas antes a un exhaustivo examen técnico que se prolongaría por espacio de meses, si no de años, podrá efectuar en el interior del inmueble algunas reformas hasta la fecha prohibidas por la normativa de la zona vieja.

Así consta en una resolución que, datada a 13 de noviembre, el Diario Oficial de Galicia difundirá en breve. En virtud de dicho documento, el número 23 de la rúa Preguntoiro, hoy reservado en exclusiva para actividades comerciales, quedará habilitado como contenedor de usos alternativos, entre ellos, el sociocultural que prevé darle la caja que preside Julio Fernández Gayoso. Además, quedará suprimida la obligación de mantener intactos los muros internos del recinto, «dado que su preservación es incompatible con la implantación de un auditorio de gran tamaño», como advierte el anteproyecto de instalaciones.

Demoliciones en el interior

Asimismo, los obreros serán facultados para demoler el pequeño tramo final de la escalera principal. «Su conservación -alegan los arquitectos- impediría la construcción de la parte alta del anfiteatro». Medio Ambiente tampoco objeta nada a la última de las peticiones que la promotora había formulado: «Una ligera ampliación del sótano existente, para albergar el foso de la orquesta preciso en actuaciones de ópera».

El edificio en cuestión consta en realidad de dos componentes, en origen de épocas distintas, que fueron unidos en el siglo XX: el viejo palacio de los condes de Ximonde, datado en torno al XVIII y luego retocado en varias ocasiones, y la parte cuya fachada da a la calle Altamira, inicialmente proyectada en 1909. Acerca del conjunto que ambas piezas conforman, la memoria de intervención entregada por Caixanova a la consellería del PSOE valora: «Se encuentra en estado de abandono, con una estructura por dentro que sufrió grandes alteraciones».

Concluida la actuación, el inmueble resultante «respetará la actual fisonomía» exterior. Con 2.090 metros cuadrados de superficie distribuidos entre un par de bajos, una planta baja a ras del Preguntoiro, una primera, una segunda y dos bajo cubierta, «contará con unas infraestructuras innovadoras y modernas». «No se reservarán exclusivamente para actividades impulsadas por Caixanova, sino que estarán a disposición de los compostelanos», precisan los autores de su diseño.

El citado informe marca a los futuros gestores del auditorio siete objetivos básicos: «Apoyo a los artistas gallegos y de relevancia nacional e internacional», «preservación de las raíces culturales gallegas», «organización de eventos culturales y artísticos para la infancia y la juventud», «recuperación del patrimonio cultural gallego», «promoción de eventos artísticos» y un genérico «puesta en marcha de ciclos culturales».

Fuente: La Voz de Galicia.

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