La zona vieja: imposible vivir

«Esto cada vez va a peor. Vamos a tener que acudir a los tribunales. El alcalde, Sánchez Bugallo, está haciendo una dejación de sus funciones con grave perjuicio para los ciudadanos. Los vecinos estamos dolorosamente hartos, y parece que la única solución es que se produzca una rebelión civil o que acudamos directamente a los jueces para defender nuestros derechos, que no son otros que los de poder dormir por las noches».

Así de contundentes se mostraron ayer varios residentes de la zona vieja de Santiago. Y es que «no pudimos pegar ojo en toda la noche, y esto no es algo que ocurra de manera circunstancial, sino que se ha sistematizado y se ha convertido en una costumbre». Además, «antes, la movida se hacía los jueves y los viernes, y ya teníamos asumido que esas noches no nos tocaba descansar, pero es que ahora las juergas también se producen los miércoles», comentan estas personas afectadas.

Los vecinos de la praza de Cervantes y calles contiguas están sumamente enfadados porque «desde que empezó el curso universitario, esto es un sinvivir». La pasada madrugada, «había un barullo impresionante en la calle. Tenían una gaita, panderetas y varias trompetas con las que se iban retando: si uno soplaba y hacía un ruido, otro le respondía, y así estuvieron durante bastante tiempo».

«Avisamos a la Policía a las cuatro y veinte de la madrugada. Y sí, efectivamente, debieron de acercarse porque a los pocos minutos la calle quedó en silencio. Creíamos que entonces se había solucionado el problema y que íbamos a dormir un poco, pero no fue así. A las cinco de la madrugada volvió otra vez todo el jaleo, y ya no pararon ¿Qué ocurre? ¿Estamos condenados a no dormir por vivir en la zona histórica?», se preguntan.

Los residentes de la zona vieja culpabilizan de todo esto al alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, y a su equipo de gobierno, «porque ellos son los que tienen la responsabilidad de hacer cumplir las leyes», dicen.

Los afectados recuerdan, en este sentido, que el artículo 67 de la Ordenanza de convivencia, residuos y limpieza viaria de Santiago (más conocida como la ordenanza contra el botellón) establece que «queda prohibido el consumo de bebidas en la vía pública cuando pueda alterar gravemente la convivencia ciudadana». Y «esta norma se está vulnerando sistemáticamente, sin que el gobierno municipal haga nada», protestan.

Los vecinos consideran que «el Concello y la Policía Local saben perfectamente que todos los miércoles, jueves y viernes se organiza una juerga monumental en la que la gente grita y canta. Ayer hasta había perros ladrando, y no hacen nada», comentan unos. «La plaza de Cervantes, la rúa de San Bieito, etcétera, parecían más una romería de pueblo a las doce de la mañana del día principal de la fiesta que una zona residencial de madrugada», concluyen otros.

Hace un año, en julio de 2007, vecinos de la Algalia de Arriba, Cantón de San Bieito, Pescadería Vella, rúa Altamira, Casas Reais, Travesas y Cervantes, entre otras calles, entregaron en el Registro del Ayuntamiento 50 denuncias por los ruidos. En estos escritos se podía leer que el sonido de los tambores y flautas ya les impedían dormir por entonces. Trece meses después de esta protesta siguen reivindicando lo mismo: «Que el Ayuntamiento de Santiago actúe ya».

Fuente: El Correo Gallego.

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