La sombra del peregrino, una curiosidad de Santiago

La sombra del peregrino, en la Quintana do Mortos

Todas las noches en el mismo lugar, esperando

Santiago de Compostela es una ciudad mágica. Al menos a mi me lo parece. Sus calles, sus edificios, la piedra que lo envuelvo todo… no sé, hay algo sobrenatural en ella.

Tuve la certeza de que esto era cierto la noche en que unos amigos, de camino de un bar a otro, me mostraron la sombra del peregrino. Cuando cae la noche y se enciende el alumbrado de la Plaza de la Quintana, se proyecta la sombra de un peregrino sobre la pared de la Catedral. No es más que un efecto óptico fruto de un juego de luces y sombras, pero en una ciudad como Santiago da pie a mitos y leyendas.

Una de las leyendas más extendidas es que se trata de un sacerdote que mantenía relaciones con una religiosa del convento de San Paio, que se encuentra justo enfrente de la catedral. Todas las noches se encontraba con ella cruzando un pasadizo existente bajo la escalinata de la plaza y que unía la Catedral al convento.

Después de un tiempo, el sacerdote propuso a la monja huir para poder vivir su amor libremente y se citaron un día al anochecer. Para no llamar la atención, el clérigo se vistió de peregrino y la esperó, pero ella no acudió a la cita. Nadie sabe porqué la monja no se reunió con el clérigo, pero dice la leyenda que todas las noches él la espera para poder huir y vivir su amor.

Existe otra versión de la leyenda según la cuál la sombra pertenece a un peregrino francés del siglo XV llamado Léonard du Revenant que peregrinó a Compostela para cumplir una condena por parricidio.

La verdad es que esta versión no es tan bonita como la del sacerdote, así que para no estropear el regusto romántico que nos deja la primera, otro día contaré la versión del peregrino francés.

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