El Museo de la Catedral rescata del olvido la colección de pintura
Parecía un hecho cierto la percepción de que la Catedral de Santiago no tenía pintura en sus fondos artísticos. Nada más lejos de la realidad, porque si bien, como apunta el secretario técnico de su museo, Ramón Yzquierdo Peiró, «en la colección no hay Grecos ni Goyas o Velázquez, sí hay pintura y buena, de García de Bouza, de Broco y de Gregorio Ferro, artistas gallegos y compostelanos».
El caso es que entre la sacristía, trasteros y otros rincones, el Museo de la Catedral recuperó y documentó 60 cuadros. La tarea ahora es restaurarlos, y contar con fondos para ello. De una parte se va a encargar la Fundación Caixa Galicia, que solo espera el visto bueno de la Dirección Xeral de Patrimonio, responsable última de las obras que integran el patrimonio artístico gallego en su totalidad, para iniciar la restauración de once cuadros, que son los que puede asumir con los 40.000 euros de presupuesto que destina a este patrocinio. Hay otros 22 que están en un estado tan lamentable que a primera vista podrían darse por irrecuperables.
La propia catedral, con los fondos de que dispone por ingresos de las entradas al museo, se encarga poco a poco de restaurar estas pinturas. El proceso, que se emprende por primera vez en la historia de este centro museístico, se puso en marcha hace unos años. Por ahora han recuperado tres piezas importantes como el San Andrés pintado por García de Bouza (ver foto superior del antes y el después), una Adoración de Guido Reni, y un Cristo atado a la columna, también de García de Bouza. El trabajo, realizado por el taller coruñés Arteca, implicó la reposición de algunas partes totalmente perdidas, y no solo de pintura, sino de la misma tela del cuadro.
A esta labor por parte de especialistas externos se une el trabajo que lleva a cabo en el taller recientemente creado en el propio museo la restauradora con que cuenta desde hace poco, Noelia Márquez, especialista en telas, que le ha devuelto su esplendor a la pintura de Francisco Couselo de una Virgen del Socorro, que se cree que es una copia de Claudio Coello. Hay otro número de pinturas que presentan una situación aceptable, y que quedarán a punto con una limpieza o simplemente con el tensado de las telas, como explicó Ramón Yzquierdo.
La puesta en valor de esta pequeña pinacoteca culminará con una exposición en el Año Santo del 2010 que ya tiene comisarios, los profesores Juan Monterroso, especialista en pintura gallega barroca, y Enrique Fernández Castiñeiras, experto en pintura gallega del XIX. Se prevé, además, la edición de un libro con toda la documentación que se ha recabado sobre estas piezas y otras asimismo pictóricas como los frescos de distintas capillas y de las bóvedas. En la exposición figurarán probablemente los cobres flamencos del siglo XVII de la valiosa colección de la catedral, que solo precisan una limpieza que ya está prevista. Y también puede que decidan incluir algunas miniaturas de los tumbos catedralicios.
La procedencia de estas obras es muy diversa, porque unas son producto de donaciones y otras fueron encargadas para determinadas capillas, y algunas son retratos reales «llegados no se sabe cómo», comenta el secretario, como los de Carlos IV y Fernando VII.
Las etapas de esta colección van desde la Edad Media hasta el siglo XX. Incluye las pinturas murales, entre las que Yzquierdo Peiró destaca las de Celma, el artista manierista aragonés autor de la última de las tres capas que hay en la bóveda de la capilla mayor, realizadas en el siglo XVIII, que son las que se van a restaurar dentro del proyecto financiado por la Fundación Barrié. Celma fue fue también el que hizo los púlpitos de la basílica y la estructura del Botafumeiro.
Fuente: La Voz de Galicia.
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