«El Campito»: de templo del botellón a lugar para paseos apacibles…
Vaya por delante que el verdadero nombre del lugar al que nos referimos en este artículo es «El Paseo de la Herradura», y que por lo tanto en un principio fue ideado para lo mismo que ahora, es decir, para dar agradables y apacibles paseos o para, como mucho, hacer footing por sus largos caminos en forma de elipsis que recuerdan un tanto a la propia herradura con que se nombra el lugar.
Pero la mayoría de jóvenes, y con jóvenes quiero excluir a los actuales adolescentes, lo recuerdan como otra cosa… como un templo del botellón en el que se llevaban a cabo sus primeras fiestas y en el que bebían por primera vez rodeados de sus amigos. La nostalgia nos invade a muchos (incluidos los que ya no bebemos) cuando pasamos por dicho lugar al que ya no se puede acceder por las noches.
Copas, litronas, vasos de tubo, viernes noche… aquello era un ambiente espectacular que ya no se repetirá jamás en la ciudad de Compostela. Cierto es que se ensuciaba y que algunos majaderos la emprendían a patadas con setos y flores que no tenían culpa de nada (igual que el resto de fiesteros pacíficos que acabaron pagando tales excesos), pero por lo menos los jóvenes no se veían abocados al garrafón infernal y a la música barata de los pubs que ahora están de moda…
Se vieron peleas, se vieron trapicheos, se vieron palizas… aquello lo afeo todo… pero es cierto que no era la norma. «Gracias» a toda la gentuza que entendía por fiesta amargar la diversión a los demás y estropear mobiliario y paisaje, se terminó de manera incomprensible uno de los lugares mágicos de la gente de mi edad, en el que las relaciones sociales y los momentos inolvidables se llevaban a cabo cuando caía el sol…
Más información – El COI y el SEU: lugar de encuentro para estudiantes ociosos
Foto – Santiago Siete
Te puede interesar