Cáritas alerta de que la crisis disparó en un 40% la petición de ayudas urgentes
Cáritas Diocesana estima que un 22 por ciento de los compostelanos viven por debajo del umbral de la pobreza. Y aunque la cifra se mantiene desde hace años, la crisis ha hecho salir a la luz a muchas familias «a las que ahora no les ha quedado más remedio que dar la cara para pedir ayuda, ya sea para alimentos como para poder pagar el alquiler», manifestó ayer a este diario el director de Cáritas Diocesana de Santiago, José Montes. Este fenómeno se ha bautizado ya como la pobreza vergonzante, ya que afecta a personas que incluso con trabajo no pueden subsistir sin ayudas institucionales o de ONG.
Montes es contundente al asegurar que la crisis no sólo está obligando a muchos a apretarse el cinturón, sino que va más allá, ya que calcula que desde el pasado mes de mayo la ayuda que presta Cáritas Diocesana de Santiago se ha incrementado en un cuarenta por ciento.
En lo referente sólo a la ciudad de Santiago, el director de la citada institución explicó que, a diferencia de otros lugares, «aquí contamos con la Cocina Económica, por lo que no damos comida a los que vienen pidiéndola, sino que les damos vales para que acudan a este lugar donde tienen un plato de comida caliente, por lo que el volumen de comensales se ha disparado».
Otro de los aspectos que destacó es que «ha cambiado el perfil de los usuarios, ya que a diferencia de hace unos meses, ahora también acuden familias acompañadas de sus hijos».
«Estamos viviendo una situación delicada», resumió José Montes, quien señaló que uno de los daños colaterales de la crisis es el aumento del paro. «Ahora hay familias en las que antes trabajaban los dos cabeza de familia y ahora sólo uno o, desgraciadamente, ninguno», argumentó.
Dentro de las personas sin recursos, el director de Cáritas Diocesana de Santiago no olvida al colectivo inmigrante. «Muchos estaban empleados en el sector de la construcción, pero con la caída de éste son muchos los que se han quedado sin trabajo y no encuentran una alternativa de empleo».
Por este motivo, la institución ha dado un vuelco a sus programas. «Si antes ofertábamos cursos formativos de empleo ahora los hemos ralentizado, ya que no queremos crearles falsas expectativas». Así, la crisis provocó que los cursos formativos, donde también tenían cabida los de cocina o para camareros, se reconviertan hacia el ámbito rural, para trabajar en explotaciones ganaderas, invernaderos o cultivos de flor y huerta.
El ‘circuito’ de los sin techo
Otra de las instituciones implicadas en la ayuda a las personas sin recursos es Cruz Roja, que en Santiago, entre otros, se encarga del Proyecto de Atención a Personas sin Hogar. Su responsable, Chelo Vázquez, aseguró que «la situación todavía no es alarmante», aunque reconoció el aumento del paro y la escasez de ofertas de empleo. Lo que sí advirtió es que «lo peor está por llegar, ya que ahora la gente está cobrando la prestación por desempleo, pero en unos meses se acabará».
En lo que se refiere a las personas sin hogar, Vázquez asegura que «la crisis está haciendo que circulen más, que se tengan que buscar más la vida yendo de un lugar a otro para poder subsistir». Cruz Roja atendió este año a más de 240 sin techo.
Fuente: El Correo Gallego.
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