¿Santiago o Prisciliano?
El fantasma de una vieja polémica recorre Compostela: ¿quién está enterrado en la catedral? Si el propio nombre de la ciudad nos recuerda al apostol Santiago, la hipótesis de Prisciliano ha renacido con fuerza en los últimos años. Prisciliano, obispo hereje en la Hispania del siglo IV y probablemente oriundo de Gallaecia, fue un tipo carismático, capaz de liderar una corriente espiritual dentro de la Iglesia que defendía el retorno al cristianismo primitivo.
Castelao, entre otros, creyó ver en el priscilianismo la continuación neocristiana del panteísmo pagano de las gentes que habitaban el norte peninsular antes de la llegada romana. En cualquier caso, Prisciliano fue el primer gran hereje de una Iglesia que justo entonces intentaba componer un dogma unitario. Más de tres siglos después de que Herodes mandase decapitar a Santiago, Prisciliano era decapitado en Tréveris.
¿Simple coincidencia? Hay quien piensa que el camino de Santiago es, precisamente, la ruta seguida por los discípulos de Prisciliano, con el cadáver del maestro sobre los hombros, desde la Germania hasta la Gallaecia.
Sea como sea, a la Iglesia le costó erradicar esta herejía. Lo curioso es que cuando se apagaban los últimos rescoldos del priscilianismo, y los árabes invadían la península, en el norte se inició una leyenda que serviría para conjurar a la cristiandad contra la amenaza del Islam. Esa leyenda se levantaba sobre otro mártir cristiano al que llamaban…Santiago.
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Para mi es Prisciliano el que está ahi, yo tengo familia allí, por lo que conozco bien esa ciudad, me ha dejado sorprendido dicha polémica.
¿No están cansados de esa vieja polémica sin fundamento alguno, suscitada por los positiviastas del siglo XIX? ¡Que nos muestren los textos en los que se hablaría del lugar de enterramiento de Prisciliano!
Los descubimientos arqueológicos excluyen absolutamente la posibilidadde que sea Prisciliano; esta teoría no es originari de Galicia, sino que apareció por primer vez en una publucacción francesa «Annales du Midi», cuyo autor, el P. Duchesne desconoce los trabajos arqueológicos y estudios de las reliquias conservadaa, que confirman que el sepulcro estaba cerrado y sellado doscientos años antes de que naciese Prisciliano; por otra parte, los descubrimientos arqueológicos más recietes avalan la tradición jacobea, si bien, es cierto, que no puede afirmrse con rotundidad que sean los restos de Santiago.