Una vez más ocurre lo de siempre: los actos incívicos de unos pocos repercuten en el mal de muchos.
Esto sucede con los dueños de algunos perros, que los sacan a la calle y que les permiten hacer sus necesidades en plena acera sin dignarse en recogerlas, lo que desluce el trabajo de todos aquellos que tienen mascotas pero también sentido cívico y que se responsabilizan de recoger los excrementos de sus animales para no manchar las calles compostelanas.