En Santiago de Compostela, suponemos que como en la gran mayoría de ciudades de España, se está llevando a cabo un paulatino abandono de la calle como espacio lúdico por parte de los más pequeños.
No hay más que echar la vista atrás para recordar nuestra infancia, en la que la calle lo era todo ya que en ella podíamos gozar con nuestro balón y nuestros amigos, nuestra bici, nuestros patines, la comba, los juegos como el escondite, la pilla o el polis y cacos... algo que últimamente se está perdiendo.