Paraguas para capturar al vuelo los dulces reales

La intensa lluvia que recibió a los Reyes Magos el pasado año en Santiago se transformó ayer en un frío infernal que no consiguió deslucir el desfile. En la primera parte del recorrido, las carrozas circularon más lentamente que en el último tramo, debido especialmente a las dificultades para remolcar las pesadas cargas en calles como República do Salvador. Los reyes y los más de doscientos figurantes del desfile atendieron las peticiones de «aquí, más caramelos», que repetían una y otra vez niños y, sobre todo, adolescentes a lo largo de todo el recorrido desde la calle y desde las ventanas de los edificios. Para hacer acopio de dulces, algunos no dudaron en sacar sus paraguas para capturar al vuelo las golosinas, mientras otros se afanaban en la búsqueda por el suelo. Este año, como ya viene siendo habitual desde los últimos tiempos, los caramelos repartidos por los reyes son sin gluten, con el fin de que puedan ser aptos para todos.

En el desfile se contó con la música de la banda de trompetas de Peso de Régua de Portugal, que viene siendo habitual desde hace varios años. Como novedad, la cabalgata de los Reyes Magos fue cerrada por una banda de tambores de Santiago.

El único incidente se produjo ya en el casco histórico, cuando una de las carrozas tuvo dificultades para pasar bajo las luces del decorado navideño. Tras superar este escollo, todas entraron en el Obradoiro donde la corporación de Santiago, con el alcalde al frente, recibió en el centro de la plaza a los tres Reyes Magos. Después desde el balcón del Pazo de Raxoi, el rey Melchor en nombre de los tres magos dirigió unas palabras para los congregados en la plaza en la que deseó lo mejor para el próximo año. Inmediatamente después, los niños que aguardaban impacientes en la larga cola ante el pazo fueron subiendo poco a poco al salón noble para ver más de cerca a Melchor, Gaspar y Baltasar y realizar las peticiones de última hora. Al mismo tiempo, padres y abuelos se esmeraron en coger a toda velocidad el mejor ángulo para tener un recuerdo fotográfico o una grabación en vídeo del momento del encuentro entre niños y magos. Si durante el recorrido, las caras de los más pequeños reflejaban la emoción de ver de cerca a los Reyes Magos, en el Pazo de Raxoi, alguno se quedó sin habla y solo atinaba a entregar la carta, a asentir con la cabeza a la pregunta de si habían sido buenos y a recoger los últimos caramelos de la noche antes de irse a dormir.

Fuente: La Voz de Galicia.

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