Las despedidas ‘multiaventura’ causan furor entre los solteros

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Las fiestas de despedida de soltero se han convertido hoy en día en un elemento más de toda boda que se precie, pero cada vez resulta más complicado sorprender al novio o novia en ese día tan especial. Cuando se pusieron de moda estas celebraciones lo normal era irse de cena con los amigos por ahí y hacerle algún que otro regalo picantillo al pobre iluso o ilusa que iba a abandonar la soltería.

Con el paso de los años comenzaron a realizarse viajes sorpresa, que acababan con los futuros esposos -cada uno, con su respectiva pandilla- en ciudades famosas por su movida nocturna. Después, llegaron los restaurantes eróticos con los fornidos boys para ellas y las esculturales showgirls para ellos.

Y ahora una agencia de viajes compostelana nos sorprende con una nueva y exitosa fórmula: las despedidas de soltero multiaventura, que incluyen además de la típica cena y el striptease de turno, un fin de semana en un hotel o una casa de turismo rural con diferentes actividades de aventura en plena naturaleza.

La idea está teniendo tal acogida que incluso su propio impulsor, Kike Ferrín, de la agencia santiaguesa Viajes Tambre, se ha sorprendido con el aluvión de solicitudes. «En lo que va de año más de cuatrocientas personas han participado en un despedida multiaventura, lo que supone unas cuarenta celebraciones de este tipo».

Esta agencia, de momento no conoce la palabra crisis, por lo menos en lo que se refiere a esta clase de actividades. «Las cifras son muy positivas porque el año pasado, en abril, 56 personas se decantaron por la despedida multiaventura, y este año ya superamos las 256, casi cinco veces más».

Y eso que lo más fuerte está por venir. «En los meses de mayo y septiembre se concentran la mayoría de despedidas. En esas fechas tenemos una media de 250 personas al mes, o lo que es lo mismo, unas 23 despedidas».

El fin de semana a lo Indiana Jones, incluye una ruta a caballo; otra actividad al aire libre, entre las que se puede escoger rafting, un paseo en quads o en canoas, barranquismo o una partida de paintball; la cena con boy o striper, el desayuno en la casa de turismo rural o en el hotel, y una sesión en un club termal. Todo por cien euros. El paquete más económico cuesta 45 euros.

Fuente: El Correo Gallego.

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